El mundo de Joaquín es real y matizado porque surge de la melancolía para desembocar en los impulsos irónicos. El vitalismo de sus consignas procura darle la vuelta a los relojes y a las palabras…”. Así nos habla Luis García Montero en el prólogo de este libro de sonetos, en el que Joaquin Sabina transmite todas sus emociones a lo largo de cuarenta años.
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